En toda obra de arte se funden esencias muy distintas del autor. Argumento, técnica e inspiración, por ejemplo. O en otras palabras, lo que quiere contar, cómo lo quiere contar y cómo su genio se lo deja contar. El argumento puede surgir de muy diversas fuentes, no pocas veces ajenas al autor. La técnica, eso que García Márquez llamó la carpintería de la literatura, se construye a base de estudio y experiencia. Pero la inspiración, que no sé si llamar estilo, bebe del inconsciente, de la cultura y de la memoria. Así, García Márquez pudo aprender su carpintería leyendo a Kafka y a otros muchos, pero dudo de que pudiésemos disfrutar de su universo mágico si no se hubiera criado en un lugar como Aracataca con una persona como su abuelo. El estilo, ese alma con el que el autor firma su técnica, es la verdadera magia del proceso creativo, y es difícil si no imposible que un autor sea capaz de librarse de él. Podrá intentar escapar de él dando mayor peso a la técnica, pero su aroma le acompañará inevitablemente, porque ¿quién puede librarse de su memoria cultural?. Esa memoria cultural es también importantísima en el espectador, porque la sintonía entre autor y espectador es máxima cuando ambos la comparten. Aquellos autores con los que compartes memoria cultural serán capaces de despertar en ti sentimientos a los que el resto no podrán llegar. Nunca dejaré de disfrutar de la obra de García Márquez, pero nunca sentiré que he "vivido" esa obra como me sucede con Miguel Delibes. Y entrando en el tema que nos ocupa y arriesgándome a que mi mujer me diga de nuevo que siempre hablo de los mismos (no es verdad), si hay un paisajista famoso con el que siento que comparto ese inconsciente que nace de cosas tan distintas como nuestro paisaje, nuestra lengua o nuestra cultura, ese es Fernando Caruncho. Pero si el otro día publiqué una entrada titulada siempre nos quedará Caruncho, un día habré de publicar otra que sea siempre nos quedará Oudolf, porque aunque su obra beba de otras fuentes, no por eso deja de maravillarme. Y dado que me gustan tanto ¿sería posible combinar la obra de ambos?. Ya he dicho que no creo que un autor pueda ser ajeno a su estilo, pero intuyo que sí podría reconducirlo de acuerdo a otra técnica. Entonces, ¿se podrían combinar los juegos con la luz y la geometría de Caruncho con el naturalismo y conocimiento botánico enciclopédico de Oudolf?. Bueno, pues resulta que no tenemos que esperar a que las dos estrellas decidan hacer un proyecto a cuatro manos porque ya hay paisajistas en España que lo han hecho y además creando un estilo propio de una frescura y personalidad indiscutibles.
Si en la anterior entrada hablaba del jardín laboratorio de una joven pareja de paisajistas, esta va dedicada al trabajo de otra pareja a la que he conocido gracias al último número de la revista Verdeesvida. Se trata del estudio de paisajismo de Miguel Urquijo y Renate Kastner. En la obra de estos dos paisajistas encuentro la justificación a toda la parrafada anterior, porque siento que sus jardines aúnan la espectacularidad de la Nueva Ola de Perennes con una esencia castellana que me toca una fibra proustiana que los Piet Oudolf, Tom Stuart-Smith o Beth Chatto no alcanzan con toda su maestría. Los jardines de Miguel y Renate se encuentran en sitios como Madrid, Cáceres, Toledo o Salamanca, en un clima que no admite los excesos pero que a cambio te entrega una luz inigualable. Y esos dos aspectos para mi son clave, porque creo que sus jardines habrán encontrado como los de cualquiera inspiración en otros autores, pero que en realidad están principalmente dirigidos por un proceso de observación del paisaje y la luz que los van a rodear. De ese proceso de observación han nacido jardines que no violentan el entorno y que se adaptan a las duras exigencias de nuestras mesetas. Composiciones naturalistas y formas orgánicas pero con la contención exigida por un clima y un suelo que no dan espacio a las florituras. En esa contención, han buscado el empleo de especies con exigencias mínimas de mantenimiento pero sin renunciar al empleo de especies más llamativas que añaden espectacularidad a la composición. Las plantas empleadas son capaces de conectar el jardín a nuestro paisaje y nuestra cultura, pero sin renunciar al uso de especies exóticas si estás tienen un valor añadido que ofrecer. Un ejemplo claro es su jardín en Cáceres, donde una hierba nativa de Texas y Mexico como la Stipa tenuissima es capaz de extender el jardín más allá de sus muros y unirlo con la milenaria dehesa española.
Por otro lado es en la obra de estos paisajistas donde he encontrado la mejor defensa de que diferentes tipos de jardinería son posibles y que no todo tiene que ser estilo naturalista, que el análisis y la gestión del espacio a través de la geometría y del empleo de paletas reducidas y monocromáticas de plantas puede dar lugar a jardines sostenibles, hermosos y evocadores. Entre su obra está su jardín en una vivienda particular en Madrid para demostrarlo, pero me parece aún más significativo el ejemplo de su jardín en dos patios de un edificio de oficinas en Madrid. Un jardín de solo 5 especies que serpentean entre la grava y que parece nacido de la mejor tradición japonesa. En su cuenta de Flirck, los autores muestran los bocetos del resto de diseños que entregaron a los propietarios, y las otras opciones aunque compartían la búsqueda del sosiego y poder ofrecer una estructura que se pudiera disfrutar desde las plantas superiores, lo hacían a través de composiciones geométricas formales. Miguel reconoce en un comentario que el diseño final no era su favorito, que fue el elegido por los propietarios. Dada la espectacularidad del jardín resultante me parece un comentario de una modestia apabullante y la prueba irrefutable de que el proceso creativo puede beber de fuentes muy distintas. Y aunque nadie se puede librar de sus musas siempre puede dejar que jueguen con las de otro, como en este caso, en el que los jardines nacen de la memoria cultural de un biólogo español y de una arquitecta de paisajismo alemana. Alguna entrada habrá que dedicar al hecho de que la jardinería debe ser el arte más abierto a la creación en pareja que haya existido. En este caso él se encarga de elaborar la idea general de jardín y seleccionar las plantas y ella de los aspectos más técnicos de su desarrollo, que comienza plasmándolo en preciosos dibujos que son infinitamente más evocadores y representativos que las aburridas composiciones de un programa informático de diseño. En la entrevista de Verdeesvida citan a unos cuantos paisajistas que consideran inspiradores y me alegra ver cuántos han pasado ya por este blog: Tom Stuart-Smith, Ron Lutsko, Steve Martino, Peter Latz, Dan Kiley, Fernando Caruncho, Russel Page, Gilles Clément y Piet Oudolf. Al final de la entrevista, Miguel y Renate dejan una frase que podríamos enmarcar como un principio de vida:
"Solo buscamos arreglar o intentar embellecer el minúsculo
trozo de mundo al que se nos da acceso"
Y como cada vez me cuesta más escribir estas entradas, porque una cosa es escribir sobre un paisajista que está a miles de kilómetros y ni siquiera habla mi idioma y otra escribir sobre alguien que vive a la vuelta de la esquina y cuando le pides permiso para poder emplear sus fotos en este blog te responde con una amabilidad exquisita, voy a dejarlo ya dando paso a sus fotos, que pueden expresarse mucho mejor que yo con todas mis parrafadas.
Fuente: Estudio Urquijo-Kastner