La jardinería a veces puede resultar cruel. En el frente de nuestra casa hay un espacio abierto que se encontraba (y medio se encuentra) muy degradado por el paso de maquinaria y camiones durante la construcción de la casa. Nuestro terreno es arcilloso, muy arcilloso, así que el paso de un camión sobre el terreno húmedo además de una buena rodera puede dejarte una losa impenetrable. Después de darle muchas vueltas, para este espacio optamos por algo que nos pareció sencillo y sostenible: una pradera. No estoy hablando de césped, hablo de una mezcla de hierbas y vivaces que sólo exigiesen ser segadas un par de veces al año. Hierbas y flores de las que crecen en cualquier pradera de los campos que nos rodean, las mismas con las que tan buenas terneras y lechazos se crían por nuestra tierra. No estamos en Cantabria, así que contábamos con que se agostasen con la llegada de los calores. Así, no tendríamos que hacer gran cosa, porque las hierbas salen solas, ¿no?. Pues no, salen solas en cualquier sitio en el que molesten, pero no dónde se las espera. Cansados de esperar, después de dos temporadas sin rastro de hierba de ningún tipo, decidimos actuar. Trabajamos algo el terreno y sembramos una mezcla de simientes. Dicho así suena fácil, pero la realidad es que un terreno arcilloso descubierto es algo que oscila entre una losa de hormigón y un lodazal en el que te hundes hasta la rodilla. El castellano, siempre tan rico, tiene una palabra para nuestro problema: tempero, sazón y buena disposición en la que se haya la tierra para las sementeras y labores. Ya lo dice la gente de campo, la tierra se ara cuando está en tempero. Ya, y no digo yo que mi explanada en algún momento de los últimos años haya estado en tempero, pero de verdad que ese momento y yo no hemos coincidido. Así, los intentos de siembra en otoño acabaron con una plasta impracticable y los intentos de siembra en primavera con una costra en la que rebotaba el pico. Este año, cansado de fracasos he cambiado de estrategia, he dejado de pelearme con la tierra y me he pasado al doping. Un buen camión de mantillo, un aspersor, y aunque con mucho camino que recorrer, parece que al fin empezamos a tener algo que podríamos llamar pradera. Si alguien se anima a echarme una mano con la identificación de las especies de nuestra pradera, que como cabía esperar en su mayoría no coinciden con ninguna de las semillas que por allí hemos sembrado, se lo agradeceré de corazón.
me hiciste reir Miguel!! Es tan cierto todo! Las flores que uno desaría no salen donde uno lo desea... Asi como las semillas que llevaste con tanta ilusión.. Seguramente germinaron las que vinieron con la tierra. Pero así y todo son bien lindas las que salieron. Suerte con la evolución, ojalá la sucesión ecológica te favorezca en tus deseos!!!
ResponderEliminarHay que tomárselo con humor Amalia, porque si no. Y un día tengo que contar mis desventuras con la fauna local, que me lían cada una. Pero aquí está la gracia, en disfrutar lo que la naturaleza te da sin sufrir demasiado con lo que te quita. Ayer, gracias a la ayuda de Miguel Urquijo, aprendí que tengo orquídeas en la parcela (Orchis morio), una preciosidad. Seguro que si las planto no se consiguen.
EliminarYa tienes tu propio jardín de la new wave ;) Aquí por el sur (Córdoba y Sevilla) hay una práctica que se hace con cierta frecuencia que es lo que tu has hecho, dejar crecer la hierba espontánea en terrenos degradados, baldíos, y segarla con una desbrozadora de hilo. No se deja crecer tanto, más bien como el césped, a una altura de 4 o 5 cms y se obtienen praderas "sostenibles". Así que deja a tu pradera crecer que las propias plantas se buscaran la vida. Un saludo Miguel.
ResponderEliminarJosé Luis, con tu comentario podríamos entrar en otra de las grandes dudas y discusiones que podemos tener sobre la pradera: ¿cuándo la segamos?. Para mi mujer ya hemos tardado demasiado, y yo no me veo con fuerzas de segarla aún con lo bonita que está. Pero algo hay que hacer antes de que no nos deje entrar en casa.
EliminarPor cierto, pásalo bien por Valladolid. Es buena tierra. Te lo dice uno que vivió allí 25 años.
Saludos
Me resulta muy familiar eso de la plasta en otoño y el suelo tipo cemento armado en primavera ... qué dificiles los suelos arcillosos!!! pero también retienen bien la humedad, algo bueno debían tener... y las hierbas, suele pasar, caprichosas germinando donde menos esperas.
ResponderEliminarMe parece una buena apuesta mejorar el suelo, de hecho, mi aliado, siempre ha sido el compost, creo que sin él, no tendría jardín. No soy nada ortodoxa y no tengo formulas exactas, pero a base de aciertos y fracasos he ido manejándome y resulta interesante ver como algunas semillas germinan mejor según el tipo de compost. Algunas se dan estupendamente en compost orgánico, otras con pinaza y hasta algunas con compost rico en ceniza... quizás una idea para esa pradera, hacer parches de diferentes acolchados y esperar que las plantas se agrupen mas o menos ordenadas, en manchas.
De las que veo, pueden ser Salvia sylvestris, alún tipo de Anthemis(la margarita), Llanten menor y esa gramínea diría que es Dactylis glomerata... si es esta, siembra bien en otoño porque es lentita ( me ocurre lo mismo con muchas gramíneas) y lo ideal es que germine antes de las heladas. Personalmente me encanta y la tengo en el jardín, las hojas no dicen mucho y su máximo esplendor es ahora en primavera, pero es alta y vertical, y las espigas muy vistosas.
Sí, es cierto que los suelos arcillosos tienen sus ventajas. En el jardín de mis padres sufrí un suelo calcáreo con grandes rocas y era mucho peor. Y he conocido gente que pasaba por auténticas penurias en suelos arenosos por su incapacidad de retener la humedad. Pero sí Beth Chatto hizo una maravilla de jardín en un lecho de grava, que no haremos nosotros. :-)
EliminarEs buena idea lo de las agrupaciones en manchas. Lo primero que quería conseguir es una cubierta vegetal, y luego me gustaría introducir mayor variedad. Ahora mismo, gracias a distintos comentarios tenemos identificadas:
-Dactylis glomerata
-Festuca arundinacea
-Plantago lanceolata
-Margaritas que podrían ser Anthemis o Leucanthemum (yo por la hoja apuesto por la segunda)
-Una flor violeta que asociamos a alguna variedad de salvia, pero que yo no termino de encajar con las que conozco, ni la sylvestris, ni la pratensis terminan de encajarme. Pero claro, el mundo de las salvias es tan amplio....
Muchas gracias por el comentario.
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ResponderEliminarDespués de lo que cuentas que has peleado, creo que tienes una buena recompensa en forma de prado ! Yo estaría más que satisfecho Miguel, pues se adivina una riqueza que en absoluto es típica de un primer año cuando se ha evolucionando desde cero. Será por el doping, el riego o por el cariño que le pones, pero el caso es que va por buen camino. Ahí se ven especies que ya son algo más que pioneras y que creo tienes identificadas correctamente.
ResponderEliminarPor lo demás, parece que la Salvia es pratensis, o quizás S. verbenaca ... que nombre más feo por cierto ! me gusta mucho más pratensis. Con la margarita creo que no te equivocas si la llamas Leucanthemum vulgare, y creo que tienes también Plantago major.
Pienso que as hecho lo más difícil con esa tierra tan antipática, y es ponerla en movimiento. Tu le has dado el arranque y pequeño empujón y ahora a evolucionar ! Lo que ocurra a partir de ahora dependerá de si lo siegas o no, de si haces " trampas " y lo riegas para alargar la primavera, o de si le sigues suministrando sustancias prohibidas ! También puedes no hacer nada y que sea el entorno el que decida quien se queda y quien se va. Yo sin embargo haría algo intermedio, y es soltar de vez en cuando a un sujeto/s del entorno próximo o no tan próximo - en forma de semillas - y que se peleen con los residentes; a lo mejor te llevas una grata sorpresa y le hacen un hueco !! Prueba con acianos, amapolas, gordolobos o globularias. Seguro que alguna funciona. Bueno, espero nos mantengas informados, ah ! e incluyendo las trampas por favor. ;-)
Miguel, has acertado de lleno con el plan que teníamos en mente. No tocar demasiado y dejar que el prado evolucione a su aire, pero introduciendo alguna nueva semilla a ver qué pasa. Y eliminando alguna cosilla también, claro. Ayer sin ir más lejos estuve arrancando algún cardo al que por mucho cariño que se le ponga no se le podía ver el encanto por ninguna parte. De momento parece que salvo un camino que nos facilite el acceso a la casa y nos ayude a marcar una separación entre el prado y un macizo de lavanda, vamos a esperar a segar hasta que las plantas tengan la simiente formada. Cuando en verano se agosten segaremos.
EliminarBueno, y por supuesto seguiremos informando... especialmente de las trampas.
EliminarYo tengo una tierra muy parecida, por lo que cuentas. Llevo varios años ya con pradera natural y es interesante ir viendo las plantas que van saliendo. Lo único que sí me da pena es que en verano se agosta y se pone todo marrón.
ResponderEliminarSiento no poder ayudarte con la identificación.
Hola Lisa. Sí, sé que cuando se pongan marrones en pocas semanas va a ser una lástima. Pero también es parte del encanto esperar a que retomen el verdor en otoño, ¿no?. No hay cosa más aburrida y esclava que un césped siempre verde (aunque entre tú y yo, si pudiera tener una pradera siempre verde como las del norte de España, firmaba ya mismo :-)
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