domingo, 16 de octubre de 2011

Parte del tiempo

Mi memoria es frágil, y salvo años muy determinados en los que el clima alcanzó cotas casi apocalípticas por exceso o defecto de lluvias o frío, soy incapaz de recordar cómo han sido climáticamente, no digo ya los años de infancia, sino simplemente los cinco años que llevamos en el terruño. Una lástima, así que empecemos entonces:
2011 empezó con un invierno crudo ya lanzado desde las enormes nevadas de principios de Diciembre del año anterior. Las lluvias y las heladas fueron frecuentes (si quiero que estas entradas sean algo más rigurosas necesito un termómetro exterior y un pluviómetro no rajable desde ya) y nos metimos en una primavera de libro, con tiempo fresco y húmedo hasta bien entrado Junio (aunque no tan húmedo como el año anterior) Ya nos preparábamos todos para sufrir las predicciones meteorológicas de todas las agencias que amenazaban con el verano más tórrido conocido en el mundo mundial, cuando tuvimos que cambiar el paso y recuperar alguna rebequita durante gran parte de Julio, que fue de los más fríos que se recuerdan. Agosto en cambio, sin ser tórrido sí que ha sido muy caluroso, y así seguimos, porque Septiembre y Octubre están siendo veraniegos y sequísimos. A mediados de Octubre seguimos alcanzando treinta grados y ya se me ha olvidado cuando fue la última vez que vimos llover. La semana pasada hice un hoyo y varios intentos de arar con la motoazada y el terruño parece la obra de un alfarero pasada por el horno.
Como hasta el final del rabo todo es toro, prometo completar esta entrada con el resto del año.
Y en Octubre, tirando a finales de Octubre, al fin llovió. Y después nos vino un Noviembre lluvioso y con algunas heladas que nos hizo olvidar en un par de semanas la anormalidad del otoño. Y así arrancamos Diciembre con el terruño bien empapado y listo para hacer hoyos.

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