Llevo ya unas cuentas semanas con la vista vuelta hacia jardines y paisajistas extranjeros, y con la llegada de los calores y las vacaciones me ha salido la vena mediterránea y he vuelto a releer el libro Mirrors of Paradise: The Gardens of Fernando Caruncho. Y una vez más, he alucinado con su jardín de trigo en Mas de les Voltes. De hecho, si este blog existe en gran parte es debido a este jardín. Hojeando un libro de jardines contemporáneos me tropecé con las fotografías de este jardín y por primera vez sentí que más allá de la plantación de árboles y arbustos con cierto criterio estético, había una disciplina de ordenación y embellecimiento del espacio que se acercaba tanto a la arquitectura como a la jardinería. Entendí, en fin, a qué se refería una amiga cuando nos dijo aquello de que nuestro proyecto era más un proyecto de paisajismo que de jardinería.
Sobre este jardín y sobre la obra de Fernando Caruncho se podría hablar largo y tendido: de su uso de la cuadrícula clásica, de su obsesión por la luz, del empleo espartano de especies o de la ausencia de flores en sus jardines, y en definitiva, en palabras suyas, de su entendimiento del jardín mediterráneo como un jardín capaz de producir un continuo en una permanente contraposición de contrarios que se encuentran. Pero en vez de analizar demasiado, lo mejor es quedarse con su propia descripción del jardín:
In the summer, the wheat is tall and golden and the great plots sway gently in the wind. There is fruit in the orchard. Autumm brings the grape harvest and the cutting of the wheat. In winter the earth is plowed and sown and marked by wonderful patterns. And in the spring, once again, all is a sea of green. What could be more than producing flour from the wheat, wine from the vines, oil from the olives, and fruit from the trees? In a sense this is the first garden with all the purity of a Platonic ideal.
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