domingo, 8 de mayo de 2016

Sembrando hierbas malas

Como ya he contado alguna vez, en mi jardín tengo que convivir con una tierra muy arcillosa y una larga sequía veraniega. Así, para hacer una plantación de vivaces los pasos indispensables son trabajar el suelo en profundidad, añadir una capa generosa de mantillo e instalar un sistema de riego por goteo que permita regar con regularidad hasta que las nuevas plantas hayan enraizado. Parece sencillo, pero si añadimos que conseguir vivaces en España no es sencillo, el resultado es que hacer una plantación de vivaces es costoso en tiempo, sudor y dinero. Este año he aumentado en unos pocos metros mis plantaciones de vivaces, pero a la entrada de la parcela tenía un espacio de unos 500 metros disponibles y no sabía muy bien qué hacer con ellos. Lo que me pedía el cuerpo era hacer una nueva plantación de vivaces de estilo naturalista, pero dejemos de lado por el momento el tema de la preparación del suelo y del riego y centrémonos en las plantas. Para una plantación de vivaces 4 o 5 plantas por metro cuadrado no es ninguna exageración. Esto nos lleva a que necesitaría entre 2.000 y 2.500 plantas. Estas plantas no son baratas y digamos que no hay viveros en Segovia que se dediquen a las vivaces, así que es necesario sumar el coste del transporte desde sitios muy lejanos. Así, en mi experiencia conseguir plantas a una media de 3 euros por planta es a lo mejor que puedo aspirar. 2.500 multiplicado por 3, más cientos de metros de tubería por goteo, un par de temporizadores de riego, el coste de unas cuantas horas de retroexcavadora y un par de camiones de mantillo me da un total de... No Way. 
Así que para estos 500 metros cuadrados he decidido ponerme naturalista de verdad y de paso poner de nuevo a prueba mi paciencia y la de mi mujer. ¿Para que plantar plantas pudiendo sembrarlas?. Una corriente del diseño naturalista de jardines busca un naturalismo extremo acudiendo a la mayor aleatoriedad posible en la colocación de las plantas. ¿Y qué puede haber más aleatorio que sembrar una mezcla de semillas? El diseño de estas plantaciones se centra en la selección de las especies adecuadas y en la concentración y proporción de las mismas. Los profesores Nigel Dunnet y James Hithcmough de la universidad de Sheffield son dos de los máximos exponentes de esta filosofía de diseño. Fue leyendo sobre el jardín de James Hitchmough para el jardín botánico de Oxford cuando pensé que podría ser una buena idea para mis 500 metros cuadrados. Los Merton Borders del Botánico de Oxford son una plantación de 955 metros cuadrados en la que se ha buscado conseguir una comunidad vegetal que proporcione un alto impacto visual con un mínimo mantenimiento. Para ello el profesor Hitchmough ha optado por la siembra de semillas y un 85% de las plantas se han obtenido mediante su siembra directa en el terreno. La siembra directa permite densidades de plantación mucho mayores y evita los costes de plantar miles de plantas cultivadas en macetas. Una correcta selección de las especies incluidas en la mezcla permite obtener una comunidad vegetal diversa, sostenible y capaz de asegurar una sucesión de la floración de las distintas especies a lo largo de muchos meses. Para lograr una plantación sostenible en los Merton Borders se han seleccionado plantas caracterizadas por su resistencia a la sequía. Así, se han empleado especies de las grandes praderas americanas, de las estepas europeas y asiáticas y del sur de África.
Comunidad vegetal norteamericana en los Merton Borders. Foto del Botánico de Oxford
Comunidad vegetal sudafricana en los Merton Borders. Foto del Botánico de Oxford
Comunidad vegetal europea en los Merton Borders. Foto del Botánico de Oxford
Las especies de las distintas zonas geográficas se suceden a lo largo de la plantación en áreas geométricas de forma más o menos triangular. Dentro de cada zona se ha sembrado una mezcla de semillas de las especies de su zona geográfica y se ha permitido cierto solape entre las distintas áreas. Con todo ello se ha buscado lograr un equilibrio entre repetición, contraste y aleatoriedad que garantice el estilo naturalista y la diversidad de la plantación al tiempo que aporte un sentido de intención que incremente el impacto emocional en el espectador. En este jardín se han perseguido unos objetivos que mis exiguas fuerzas también reclaman para mis plantaciones: tolerancia a la sequía sin riego y reducción al mínimo de operaciones de mantenimiento como fertilización, acolchado, estacado, división y replantación. En este caso alcanzan todos estos objetivos con el empleo de especies capaces de desarrollarse en un clima mucho más ingrato que el de Oxford. Pero de nuevo el modelo tiene algún inconveniente para mí. En primer lugar siento estar hoy tan materialista, pero el primero es monetario. Estas semillas valen un ojo de la cara. Si no me creen vean lo que dice Tom Stuart-Smith en el libro The Private Gardens of England a propósito de las praderas que realizó en colaboración con James Hitchmough en su jardín The Barn: "En el invierno de 2011 cubrimos la tierra desnuda con tres pulgadas de arena y sembramos un kilogramo de las semillas más caras que puedas imaginar, seleccionadas por James". Para hacernos una idea de lo que estamos hablando: en la página web de la empresa Pictorial Meadows recomiendan para sus mezclas de vivaces una densidad de siembra de 2 gramos por metro cuadrado y el kilo que por lo tanto yo necesitaría tiene un precio de 750 libras. En otras empresas en precio es incluso mayor. Pero el segundo inconveniente es más importante aún. El éxito de la siembra y de la comunidad vegetal no está garantizado en mi caso porque mi jardín se desarrolla en un clima tan extremo que no dispongo de demasiado margen para encontrar especies capaces de desarrollarse en un clima más duro que el mío. 
Así que he girado la vista hacía una referencia de un naturalismo aún más extremo y cercano. En el valle de la Ribera del Duero, a pocos kilómetros de dónde me he criado, el propio Tom Stuart-Smith junto con Nigel Dunnet han diseñado un jardín para la casa de Peter Sisseck, dueño de la famosa bodega Pingus. En la ladera de los páramos que encierran el valle, alrededor de la casa diseñada por el arquitecto Henning Larsen, sobre un suelo paupérrimo han plantado una matriz de arbustos y han sembrado una mezcla de especies nativas y mediterráneas diseñada por Nigel Dunnett. El 80% de las plantas son nativas y las exóticas se concentran alrededor de la casa. Entre exóticas y nativas se ha buscado una sutil gradación que hace que la plantación se difumine poco a poco en el paisaje circundante. La total ausencia de vallas ayuda considerablemente a conseguirlo. Para ser del todo sincero, cuando el pasado otoño tuve la oportunidad de ver el jardín sufrí la típica decepción de una mala gestión de las expectativas. Uno oye hablar de Tom Stuart-Smith y Nigel Dunnett y mil imágenes exuberantes acuden a su cabeza. Así que cuando me encontré una plantación con el aspecto de secarral que suelen tener las comunidades vegetales por mi tierra durante gran parte del año sentí cierta decepción. 

Plantación de Nigel Dunnett y Tom Stuart-Smith en Valladolid. Octubre del 2015
Plantación de Nigel Dunnett y Tom Stuart-Smith en Valladolid. Octubre del 2015
Plantación de Nigel Dunnett y Tom Stuart-Smith en Valladolid. Octubre del 2015
Pero todo hay que ponerlo en su contexto. Los autores buscaban diseñar un jardín que desaparezca dentro del paisaje, que dicho sea de paso es magnífico. Monte abierto de encinas, sabinas y enebros a espaldas de la casa y al frente extensiones de viñedos con el castillo de Peñafiel en lontananza. Creo que en este caso los diseñadores han encontrado a un cliente capaz de disfrutar la belleza de ese paisaje y que muy probablemente en lugar de un jardín que le distraiga de él quiere un jardín que lo integre y lo potencie. Y en ese sentido el jardín me recordó a la Residencia Ketchum de Ron Lutsko en Idaho. En la revista UK Design, en un artículo sobre trabajos recientes de Tom Stuart-Smith, hablaban sobre este proyecto como de un jardín en un entorno hostil de xeripaisaje de roca desnuda y yeso. Pues en semejante paisaje los diseñadores ingleses han optado sabiamente por renunciar a presentar batalla a su hostilidad y se han unido a ella. De hecho viendo el jardín es obvio que no se ha mejorado el suelo y no parece existir ningún sistema de riego.
Pero para esto, ¿no sería mejor no hacer nada? Pues en algún caso es posible que sea así, pero en este caso concreto, la plantación asegura una comunidad vegetal en un terreno en el que la regeneración natural de lo destrozado en la construcción de la vivienda podría llevar décadas. Porque sí, aunque cuando lo leí por primera vez me llamó la atención el calificativo de hostil para el paisaje vallisoletano, la verdad es que lo es y mucho. A veces uno se deja llevar por los tópicos y termina por creerse que España es un país de siesta y cálidos climas mediterráneos, pero la realidad es que las mesetas, los páramos y las montañas del interior ibérico son frías y secas como ellas solas. Así que en mi caso no creo que merezca la pena gastarme un dineral en semillas que posiblemente no llegasen a prosperar. Y tampoco merece la pena no hacer nada, porque sin hacer nada mi terreno se convierte en un sotobosque de rebrotes de roble rebollo (Quercus pyrenaica) sin ningún encanto ni diversidad vegetal. Así que el otoño pasado encargué a una retroexcavadora remover esos 500 metros cuadrados respetando las encinas y una barrera de robles de buen tamaño al frente. Y durante el invierno hemos eliminado toneladas de raíces de robles y de cantos rodados y lo hemos rastrillado sin añadir ni un gramo de mantillo. En la valla que nos separa de la parcela vecina hemos plantado a modo de seto una doble hilera de árboles como endrinos (Prunus spinosa), avellanos (Corylus avellana), majuelos (Crataegus monogyna), almendros (Prunus dulcis) y manzanos (Malus sylvetris). Para dar formalidad y un toque mediterráneo a esta zona del jardín hemos bordeado el camino con cipreses y hemos plantado una cuadrícula de nueve olivos, apuesta arriesgada porque no olvidemos que nuestro clima es hostil. Y para cubrir el resto de terreno desnudo hemos sembrado una mezcla de casi 40 especies de anuales, bianuales, hierbas y vivaces. Para este mezcla, en vez de envidiar las combinaciones espectaculares que prosperan en climas más generosos he buscado entre las plantas que crecen en nuestros campos y terrenos baldíos. Y de entre ellas me he quedado con las que es posible conseguir a precios asequibles. A esto hemos añadido semillas que habían caído en mis manos y algunas recolectadas y al final ha resultado una mezcla de algo más de dos kilos con las siguientes especies: Achillea ageratum, Artemisia vulgaris, Briza media, Centaurea cyanus, Chamaemelum nobile, Cichorium intybus, Coreopsis palmata, Dactilo glomerata Amba, Digitalis ferruginea, Dipsacus fullonum, Dittrichia viscosa, Echinacea purpurea, Echium plantagineum, Festuca arundinacea Fawn, Festuca ovina Quatro, Hyparrhenia hirta, Hypericum perforatum, Kochia trichophylla, Lavandula stoechas pedunculata, Leucanthemum vulgare, Leucanthemun x superbum Alaska, Lolium perenne, Melissa officinalis, Medicado sativa, Nepeta tuberosa, Papaver roheas, Phlomis herba-venti, Plantago lanceolata, Rosmarinus officinalis, Ruta graveolens, Salvia officinalis, Salvia verbenaca, Sedum telephium, Sinapis alba, Thymus mastichina, Thymus serpyllum, Thymus vulgaris, Trifolium repens, Verbena bonairensis.
Algunas de estas especies son hierbas malas en otras zonas de nuestro jardín, pero lo que busco con esta primera siembra es crear una masa vegetal que mejore el suelo y conserve la humedad aportando algo de cobertura que evite que mi arcilla se mueva entre el lodazal y la cerámica cocida. Para ello hemos introducido hierbas y también forrageras como la alfalfa, porque en nuestro clima y terreno la experiencia nos dice que sin riego no hay que preocuparse de que las hierbas sean demasiado invasivas y acaben con las vivaces. Si lo sembrado germina y el tema funciona, en los otoños de los próximos años añadiremos bulbos y otras vivaces que por ser más exigentes o tener un precio más elevado sus semillas serán plantadas en vez de sembradas (la primera remesa ya crece en tiestos en las terrazas de casa). Y en todo ellos habrá malas hierbas que serán bienvenidas siempre que aporten algo. Porque en esta plantación el mantenimiento y el riego lo reduciremos al máximo. Eso nos llevará a no tener resultados muy llamativos en los primeros años, y a que muchas de las plantas se agosten o no lleguen a prosperar. Pero será emocionante y viviremos mucho más tranquilos sin el miedo a que un pastón invertido en plantas se vaya al traste por un temporizador de riego estropeado.
Por si alguien tiene interés, la mayoría de las semillas las he conseguido en tres suministradores españoles que venden a través de internet y disponen de interesantes catálogos de semillas. Son estos:

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