miércoles, 27 de agosto de 2014

Inspiración en la Naturaleza VI - Un jardín de cardos

No hay planta más denostada en nuestras tierras que el cardo. Cuando a una tierra se la considera improductiva se dice poniendo cara de asco: "¿Ahí vas a sembrar?... ahí no crecen más que cardos". Y si alguien se comporta de manera especialmente áspera o desagradable se le pude atacar con un "mira que eres cardo". Si quieres avisar sobre buenas prácticas hortícolas, el cardo es el hombre del saco: después de todos los santos, siembre trigo y recoge cardos. O en abril corta un cardo y saldrán mil. Y por supuesto, uno de mis favoritos: el que siembra cardos, recoge espinas. ¿Y qué son por estos lares estas plantas a las que les tenemos tantas ganas?, ¿alguna especie o género en concreto? Más bien no. Si un paisano de Castilla tuviera que escribir una entrada del diccionario, pues podría salir algo así como: "dícese de aquella planta con espinas que no es un cactus ni una zarza". Vamos, que tenemos tipos de cardos para aburrir. Cardo ajonjero, cardo bendito, cardo borriquero, cardo corredor, cardo de maría, cardo estrellado, cardo huso, cardo lechero, cardo mariano, cardo santo. Y luego, la excepción que confirma la regla, el único cardo querido, el cardo de comer, el estupendo Cynara cardunculus. Pero no nos dejemos deslumbrar por tanto nombre, porque exceptuando cuatro paisanos de campo, de igual forma que la gran mayoría sólo distingue entre tres especies de árboles, a saber árbol, pino y palmera, para un español estándar, hay tres tipos de plantas: verduras, flores y malas hierbas. Lo que se come es verdura, lo que se planta en un jardín es flor, y el resto, son malas hierbas. Y lo que sea mala hierba y pinche, pues cardo. Y como lo que no sean verduras o flores no se merecen vivir y punto, pues matarile a los cardos. Mientras sacaba fotos una mañana para una de estas entradas, una mujer mayor de un pueblo cercano se acercó a mi extrañada y me preguntó si estaba sacando fotos del desastre que era aquello. Lo hizo con el gesto desconfiado de quien teme que se vaya a hacer mal uso de una información, como si fuese a usar aquellas fotos para hacer mala publicidad del pueblo. Cuando le respondí que estaba fotografiando las flores porque me gustaban mucho, me miró como si estuviera pirado y por si las moscas, se justificó en tono de disculpa detallando todo el trabajo que habían hecho las mujeres del pueblo eliminando todas las malas hierbas a todo a mi alrededor. Y sí, a mi alrededor el paisaje era un estupendo y limpísimo erial. Al lugar que yo fotografiaba aún no había llegado el alcance de la patrulla de abuelas desbrozadoras, gracias a dios. Así que en semejante ambiente, no puedo menos que sonreír cada vez que me encuentro con la foto de un cardo en el jardín de un paisajista. Porque si hay algo que podemos agradecer a muchos paisajistas hoy en día, especialmente a todos aquellos que diseñan con vivaces, es el incorporar en sus jardines plantas que hasta ahora habían sido injustamente despreciadas. Entre ellas los cardos, que suelen ser una plantas excelentes a la hora de aportar estructura y textura en una composición y además pueden presumir de espartanas. Tengo un libro en el que aparece una foto de Great Dixter de Christopher Lloyd y en ese pedazo e instante concretos del jardín, las plantas que ponen acento y gracia a la composición son un par de ejemplares de Dispacus fullonum (un cardo de toda la vida) y alguna variedad de Verbascum. Y en las fotos del jardín de grava de Beth Chatto no es raro encontrarse ejemplares de Onopordum o Eryngium. Y ahí van unas fotos de un jardín de cardos algo birrioso que me encontré a la salida de un pueblo de Segovia, creo que diseñado por el viento, los pájaros y las nubes. Y si alguien se queda con ganas de más, Yolanda y María José las publican más bonitas que las mías en sus blogs: Cardos en el Jardín de Bemi y Cardos en el Blog de la Tabla






















 


5 comentarios:

  1. Muy lindas fotos y divino todo lo que escribiste! buen homenaje a nuestro querido cardo, muy bello por cierto en invierno también! Paula Tarditi, paisajista.

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  2. Muchas gracias Paula. Un saludo desde España.

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  3. Lo de las "abuelas desbrozadoras" me ha encantado, no puedo dejar de reírme :-)) Una entrada estupenda, como siempre y estoy contigo ¡¡Vivan los cardos!!

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