jueves, 20 de febrero de 2020

Los Merton Borders en el Jardín Botánico de Oxford

Uno de los proyectos que siempre tengo pendiente es la siembra de una pradera de vivaces. Hace años que sigo el trabajo de autores como Nigel Dunnet y James Hicthmough, que por cierto han publicado dos de los libros de jardinería más interesantes de largo de los últimos años. Y me encantan las mezclas de semillas comercializadas por empresas como Pictorial Meadows, tan bien representada en España por Miguel García. Pero me temo que esto año tengo otras batallas lanzadas en el jardín y esta primavera tampoco va a ser el momento. Con una mezcla de anuales es relativamente sencillo obtener resultados espectaculares aunque efímeros. Pero las vivaces son harina de otro costal y más en un clima como el nuestro.  En el libro Sowing Beauty de James Hitchmough da muchas de las claves para hacer una plantación de este tipo. Yo lo voy a resumir mucho: agua, agua y más agua en el primer año. Quien haya hecho una siembra de vivaces sabrá lo que cuesta que las plantas enraícen y crezcan en condiciones. Yo siembro cada año muchas vivaces en macetas y con el tiempo he llegado a la conclusión de que la clave está en regar hasta dos veces al día en verano y pasar por macetas de varios tamaños hasta que tienen un tamaño suficiente como para pasar al jardín. En el libro ya mencionado, James incluye unas tablas con porcentajes de germinación para distintas especies en función de la frecuencia de riego y el incremento es exponencial. Pues imagínense directamente en el terreno de nuestra Castilla. Hay que cuidar mucho los riegos y las posibles invasiones de adventicias. Pero no renuncio porque los resultados pueden ser espectaculares. La pradera de James en el jardín privado de Tom Stuart-Smith es un ejemplo de ello. Otro es la plantación en el Botánico de Óxford.
El jardín botánico de la universidad de Oxford se estableció en 1621 lo que le convierte en el jardín botánico más antiguo del Reino Unido. Ahí es nada. Es un jardín pequeño y con mucho encanto. Coqueto podríamos decir. La mayoría del espacio está organizado en parterres rectangulares propios de un jardín del siglo XVII. Pero un espacio de 850 metros cuadrados lo quisieron dedicar a la creación de una plantación contemporánea y sostenible. Y llamaron a James Hitchmough para que hiciera una de sus plantaciones a partir de mezclas de semillas. La plantación es conocida como los Merton Borders. Un jardín botánico fundado en 1621 que dedica un espacio importante a generar una pradera a partir de una mezcla de semillas es la alegoría perfecto de lo que debe ser el espíritu de la jardinería en general y de un jardín botánico en particular. Por eso fueron tan buena idea las plantaciones de Miguel Urquijo y Fernando Martos en el Botánico de Madrid. Y defender lo contrario es una paletada. Pero no nos vayamos por esos derroteros. Decía que en los Merton Borders han experimentado con la creación de una pradera mediante la siembra de mezclas de semillas y la plantación esporádica de algunas especies cuyo tiempo de implantación desde semilla puede ser muy largo. Se emplearon tres mezclas de semillas: una para la creación de una comunidad vegetal con especies de las praderas americanas y algunos elementos de las estepas del salvaje oeste, otra para crear una comunidad vegetal inspirada en el Drakensberg sudafricano y la tercera una comunidad con especies propias de las estepas euroasiáticas. Se puede observar que las tres comunidades vegetales elegidas son comunidades adaptadas a un clima más seco que el inglés. Por supuesto no es casual, la idea es emplear especies que puedan medrar con facilidad en un clima como el de Oxford y que puedan adaptarse al posible incremento del calor y reducción de las precipitaciones derivadas del cambio climático. También se buscó emplear especies que no fuesen demasiado familiares en los jardines ingleses.  El diseño de plantación no es complejo, se dividió el espacio en una serie de cuñas que contienen una de las mezclas. Para cada comunidad vegetal existen 3 cuñas que se alternan con las cuñas de las otras dos comunidades creando una sensación de repetición. En principio las fronteras entre las cuñas son bastante abruptas aunque con la intención original de que la germinación espontánea de especies las difuminase con el tiempo. Además se eligieron 3 o 4 especies que se repetían en todas las mezcla. Doy fe de que con el paso del tiempo la plantación no tiene nada parecido a una frontera abrupta. 
La siembra se realizó en diciembre del 2011 y la primavera y verano del 2012 fueron extremadamente lluviosos, lo que llevó a niveles muy altos de germinación, pero un desarrollo de las plantas muy pequeño por la falta de calor. En resumen: el aspecto de la plantación el primer año debía ser un auténtico poema que puso a prueba la paciencia y confianza de los responsables del Botánico. Pero en mayo del 2013 el panorama había cambiado radicalmente y el asombro de los visitantes y las felicitaciones empezaron a llegar en cascada. Yo lo visité en el verano del 2017, cuando ya estaba plenamente establecido y algunas de las especies tenían un tamaño considerable. Estoy seguro de ello porque un jardinero se encontraba arrancando plantas de Solidago, que se habían extendido con fuerza por todo el jardín y recuerdo perfectamente cómo desaparecía entre las plantas cada vez que entraba en la plantación. Y vamos a las fotos. 




















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