sábado, 23 de noviembre de 2013

Siempre nos quedará Caruncho

Ahora mismo parece que las principal corriente de jardinería, o al menos la corriente por la que yo me he dejado arrastrar, es esa que se ha llamado la Nueva Ola de Perennes. Lo de Nueva es porque es relativamente reciente (aunque apoyada sobre pilares no tan recientes, como ya hemos ido viendo por aquí), lo de ola porque casi no hay paisajista afamado que no tenga un jardín de estilo Oudolf, y lo de perennes porque entrega todo el protagonismo de sus composiciones a las plantaciones de grandes masas de perennes (es decir, plantas no leñosas que no hay que replantar cada año) frente al uso más clásico de árboles y arbustos. Quizás la principal línea argumental de esta corriente es buscar la evocación de la naturaleza a través de la jardinería, lo que la lleva a huir del uso de líneas geométricas clásicas y grandes elementos estructurales y perseguir el uso de exuberantes y densas mezclas de hierbas y plantas de flor en las que dependiendo del autor, puede haber entre muchas y muchísimas especies y variedades. Esta orientación hacia la evocación que no imitación de la naturaleza hace que el movimiento se desplace con facilidad y frecuencia hacia una visión ecologista de la jardinería donde conceptos como sostenibilidad y biodiversidad parecen ser tan importantes como la belleza. Detrás de estos jardines hay diseños de enorme complejidad y sus resultados pueden ser espectaculares, pero a veces siento que algunos autores se ven obligados a justificar su obra elogiando el bajo mantenimiento que precisa o la cantidad de fauna local que puede cobijar. Está bien, tengo claro que bajos requisitos de mantenimiento es lo que yo necesito dadas mis limitaciones de tiempo y presupuesto, y posiblemente es lo que necesite un mundo al que estamos dejando sin recursos, pero noto cierto funcionalismo en todo esto que me resulta molesto. No creo que sea necesario estar justificando un arte continuamente ni renunciar a que la jardinería lo sea. Yendo a una de esas analogías literarias que tanto me gustan, es como si un Vargas Llosa tuviera que salir con su premio Nobel a anunciar que sus libros son muy útiles para formar el intelecto de las jóvenes generaciones y además están todos impresos en papel reciclado. Y tengo la sensación de que esto segundo sería una mentira no muy distinta a las del bajo mantenimiento de la nueva ola de perennes. Es cierto que una buena elección de plantas ayuda a reducir el mantenimiento pero no es menos cierto que estas plantas no tienen por qué ser perennes o ser plantadas en una especie de caos controlado. Recientemente, Thomas Rainer y Noel Kingsbury (para mí dos referentes en la generación de contenidos propios e interesantes) han mantenido un encendido y educado debate sobre si una jardinería basada en la mezcla de plantas es realmente más ecológica que aquella soportada por el empleo de grandes macizos de una misma especie. Aquí y aquí las aportaciones de ambos. En los dos encuentro argumentos que me resultan razonables, y en el fondo tengo la sensación de que están hablando de lo mismo y mantienen una discusión de matices, pero si tuviera que decantarme por uno u otro razonamiento, me decantaría por los de Thomas Rainer. Ya, en el comienzo de su artículo, plantea una duda que contiene la clave del asunto: ¿es la mezcla de plantas realmente más ecológica, o sólo un look estilizado de la ecología?. Y a partir de aquí, comparto las tres principales líneas de su argumentario. 
  • No es más natural un ecosistema con gran variedad de especies que aquel que sólo tiene una. No puedo estar más de acuerdo, pocas cosas hay más hermosas pero también menos variadas que un hayedo. En algún sitio leí que en un pequeña parcela del desierto de los Monegros puedes encontrar mayor variedad vegetal que en toda la Selva Negra. Muy bien, pero eso no quiere decir que uno sea más natural que el otro. Noel no está de acuerdo y contrargumenta que incluso en las grandes extensiones de una única especie si miras bien encuentras una rica variedad, "aunque sólo sean musgos y líquenes". Volviendo a mi hayedo, o a los pinares de mi Castilla, que creo conocer bien, no puedo estar de acuerdo. Muchos de estos bosques son tremendamente abióticos. Y si nos vamos a los musgos y líquenes, pues en mi seto de boj también hay musgos, líquenes y hasta setas, así que como argumento en contra del cultivo monovarietal no me parece muy potente. 
  • La ecología no es un valor, es un campo de la ciencia. Del que por cierto nos queda mucho por aprender. Hay mucha gente dispuesta a cerrar una discusión con el único argumento de "esto es ecológico", pero muy pocos dispuestos a reconocer que estamos bastante perdidos respecto a lo que es ecológico o no lo es. Si a alguien le interesa abrir la mente en este campo, a mí me encantó el libro The Rambuctious Garden de Emma Marris. 
  • Para diseñar y mantener una plantación basada en una profusa mezcla de especies, hay que tener un conocimiento y una capacidad artística muy grandes. Es muy difícil ser un Piet Oudolf o un Dan Pearson, y estamos corriendo el peligro de que empecemos a valorar lo feo y lo poco artístico disfrazado bajo el glamour de lo ecológico. Nos ha pasado en otras artes, donde la modernidad y la transgresión han matado en muchos casos la belleza, la complejidad y hasta el sentido común y han mantenido cohibidos cualquier intento de rebelión contra obras que han caído en el absurdo o han rallado la burla al espectador. Hasta los jardines de los grandes artistas corren este riesgo. Sólo he visto en vivo un jardín de Piet Oudolf, Potters Field Park, en Londres, y no sé si por un problema de mantenimiento (he leído críticas al respecto) o porque hay que asumir que estos jardines pagan un precio estético en invierno (estábamos a finales de enero), pero no vi nada parecido a las hermosas naturalezas muertas que pueden ser estos jardines. De hecho me costó mucho argumentarle a mi mujer que aquel barbecho de rastrojos descuidado era el presente de la jardinería y no me vi con fuerzas de subir una entrada a este blog.
 
Y aquí entramos en lo que me preocupa del nuevo movimiento: como siempre que una nueva corriente artística empieza a imponerse, empiezan a surgir voces dispuestas a clamar que todo lo anterior debe ser olvidado cuánto antes por anacrónico. Ya he podido leer algún mensaje de importantes paisajistas, creo que algo alarmados por el monstruo que han creado, señalando que no debemos pasarnos, y que por supuesto no hay que dejar de lado las plantaciones de árboles, arbustos y anuales, que vamos a ver, que la virtud está en el término medio. Bien por el diseño naturalista, pero que ese diseño no nos haga olvidar otros principios estéticos o ecológicos. Como dice Thomas Rainer tengamos en cuenta todas las herramientas a nuestro alcance. En España, al menos de la cordillera Cantábrica para abajo,  yo prohibiría por ley (y mira que yo soy poco amigo de prohibir) el césped en rotondas o medianeras, pero no lo sustituiría por una compleja mezcla de hierbas que nos obligue a elevados costes de mantenimiento. Una buena plantación de tomillo podría ser bien bonita e infinitamente más razonable en nuestro clima. Y digo razonable porque en estos temas yo dejaría de hablar de ecología y empezaría a hablar de sentido común.
Y a veces deberemos dejar el sentido común de lado, porque la jardinería es un arte, un intento muy humano por lograr una estética que supere a nuestros ojos a la de la naturaleza, y por esa estética habrá que pagar un precio. Y por eso hoy me apetecía defender esa jardinería que puede ser igual de moderna, evocadora y hermosa utilizando herramientas que no tengan nada que ver con la mezcla de hierbas y perennes. No todo es evocar un prado silvestre, creo que hay otras musas distintas a las de la naturaleza salvaje a las que podemos acudir. Un jardín que arrastre a nuestra imaginación los paisajes cultivados por el hombre durante milenios o las culturas clásicas, creo que es un arte poderoso como pocos para hacernos sentir las que son la raíces más positivas de nuestra civilización. Así que benditos sean también los Andrea Cochran, Ron Lutsko y como no, Fernando Caruncho. Fotos de uno de sus jardines en Madrid del fotógrafo Bruno Suet










Fuente: Bruno Suet

19 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con tu reflexión. Yo creo que la primera fuente de inspiración en el diseño de un jardín es el propio paisaje. Y los paisajes pueden ser muy ricos y diversos en cuento a especies, formas, colores o volúmenes,… Todos evocadores de la naturaleza y sin dejar de ser nunca paisajes naturales. Enhorabuena por tu post. Saludos.

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  2. Con todo lo que me gusta Caruncho, prohibir el césped en las rotondas (mucho consumo de agua aunque bajo mantenimiento), pero proponer como modelos culturales los jardines de aquel, absolutamente verdes, con esos setos recortados con afeitadora y esas extensiones de césped dignas de campo de golf, me parece un tanto contradictorio. Creo que acabo de descubrir por qué Caruncho no hace obra pública.
    Lo que me parece valioso del llamado "Nuevo Movimiento de Vivaces" es que se aprecia el cambio estacional en el jardín y, sobre todo, otros colores distintos al verde intenso, más escaso en el mediterráneo. Así habría una opción para los jardines sin riego, en que la vegetación se agosta en verano, pero destaca por su textura o los tonos de marrón. El problema es que aún no hay suficiente investigación en este campo en nuestro país y la labor del paisajista, o al menos del entorno profesional, se difumina entre muchas profesiones que apenas se relacionan. Me gustaría que alguien mencionara un perfil similar al de Rainer en España, profesor universitario de plantaciones en Paisajismo... a mí se me ocurren sólo dos.
    Estoy seguro de que habrá un buen número de gramíneas y otras especies adaptadas al clima y que no supongan un mantenimiento excesivo (evitar un jardín de Oudolf, en cualquier caso). En California y Tejas llevan tiempo haciéndolo. En este sentido, me parece que las plantaciones de algunos nuevos desarrollos como Valdebebas (en Madrid) captan bien la esencia. Eso sí, no sé cuánto cuesta su mantenimiento en comparación con otras zonas verdes.
    Por otro lado, me parece que el "Nuevo Movimiento" se olvida completamente del espacio en el jardín y, frente a un Caruncho que diseña sus espacios como si fueran casi habitaciones o calles, la experiencia espacial de los otros es bastante escasa y se parece más a mirar un cuadro que a otra cosa.
    No es para tomárselo a la ligera esto de las modas; estoy pensando en los jardines verticales mientras lo escribo...
    Gracias por abrir el debate, faltan sitios así en nuestra blogosfera. Un abrazo.

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  3. Gracias por el comentario, me parece una excelente reflexión. Sí, hay una contradicción evidente, pero esa es un poco la esencia de lo que quería decir en mi entrada: en el arte pueden existir contrarios que no sean excluyentes. Y los jardines de Fernando Caruncho ser modelos culturales, pese a su alto mantenimiento, igual que el jardín mediterráneo de Heidi Gildemeister en Mallorca (por dar un ejemplo de bajo mantenimiento y no hablar siempre del Nuevo Movimiento de Vivaces) o una pradera de Césped. Porque en realidad yo no prohibiría el césped, ni siquiera en las rotondas, aunque sí que creo que habría que exigir a esa misma administración que trata de convencer a los ciudadanos de que realicen un consumo responsable del agua, que sea consecuente en sus actuaciones. Y así, dónde el césped tenga un sentido, que haya césped, pero dónde pueda ser sustituido por otras opciones de menor coste y mismo o mejor efecto estético, pues que se sustituya. Con un poco de imaginación cuántas cosas podrían hacerse.
    Sobre el resto de temas que comentas, no podemos estar más de acuerdo. Para mí una gran aportación del Nuevo Movimiento de Vivaces es la de enseñarnos a apreciar un tipo de belleza que no veíamos. Y seguro que se podría hacer con plantas adaptadas a nuestro clima. En ese sentido, me encantaría tener un referente que aportara información sobre plantas adaptadas al clima continental de nuestras mesetas con las que desarrollar jardines. No conocía los desarrollos de Valdebebas, le echaré un vistazo.
    Gracias de nuevo y un saludo.

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  4. Hacia tiempo que no entraba en tu blog y me han encantado tus últimos posts. Qué buena esta reflexión. Sobre gustos y modas se podría escribir tanto... Pero en estos casos siempre me acuerdo que un profesor me dijo una vez que un coleccionista d plantas no era un paisajista... Para algún caso tiene sentido, pero como decía, cada caso está condicionado por gustos, modas, circunstancias... En fin que me ha encantado el post. Muchas gracias y un saludo!
    Y me gustan ambas tendencias!

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    1. Muchas gracias Isabel. A mí también me encantan las dos líneas de diseño. Y sí, hasta el comentario de ese profesor, que es muy acertado, tendrá sus excepciones.
      Un saludo.

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  5. Hola, muy interesante tu blog y este post, hay poca gente escribiendo de este tema en español. Estoy de acuerdo en "prohibir" o desaconsejar el uso en la mayor parte de España del césped en espacios públicos (y en muchos privados también). Hay infinidad de soluciones mucho más sostenibles y que potencian la biodiversidad, además de más interesantes estéticamente.
    Respecto a estas dos tendencias que comentas, son dos corrientes opuestas pero creo que es posible compaginarlas en un mismo jardín. O al menos eso intentamos nosotros como paisajistas. Por un lado intentamos compaginar la formalidad de la geometría con la naturalidad en las plantaciones. Por otro lado, estamos investigando qué tipo de plantas vivaces prosperan en un clima como el nuestro ( Madrid).
    No estoy de acuerdo con lo que defienden ciertos autores, que el jardín de vivaces tenga un escaso mantenimiento. Si el jardín tiene pocas especies y en su mayoría de gramíneas, entonces sí lo es, pero si es de una mezcla de vivaces y gramíneas y con muchas especies como suele ser normal, entonces el mantenimiento es elevado, complejo y especializado, ya que hay que conocer las características de cada especie. Y lo digo por experiencia propia. En cualquier caso el mantenimiento es menor al de una superficie con césped. Y es un tipo de jardín mucho más rico para el medio ambiente como ya se sabe.
    Un saludo

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    1. Hola Olmo: Muchas gracias por el comentario. Estoy de acuerdo en todo lo que comentas y me parece muy interesantes esos estudios sobre plantas vivaces adecuadas para nuestro clima. He estado curioseando en vuestra web y vuestro jardín en Segovia me ha parecido una maravilla. Mi jardín también está en un pueblo de Segovia, muy cercano a Riaza, aunque de momento no he podido empezar a realizar plantaciones de vivaces. De momento no he podido pasar de tratar de domesticar un poquito el bosque que nos rodea, aunque tengo muchas ganas de empezar a experimentar.
      Saludos

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    2. Si necesitas ayuda o consejo con el jardín no dudes en consultarnos. Y si te apetece venir a conocerlo también. Saludos

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    3. Muchas gracias Olmo. Será un placer.

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  6. Qué bueno Miguel que te hayas puesto a hacer esta reflexión en español sobre el caluroso debate que se generó, no solo entre Rainer y Kingsbury sino en los cientos de comentarios que acompañaron el debate.
    Coincido en que creo que ambos en algún punto están hablando solo de matices y coinciden en el fondo de las cuestiones. Ahora me gustaría comentar algunas cosas.
    Antes que nada destacar que el Nuevo Movimiento de Perennes es un estilo más y como dice Kingsbury no hay que hacer de esto una religión, no hay nada peor que el fundamentalismo y esto se puede aplicar a cualquier campo...
    Con respecto a el tema de si es natural o no una masa monoespecie creo que nos estamos perdiendo en el "arbol en vez de ver el bosque". El punto es que un jardín como Caruncho con enormes masas de trigo definitivamente no evoca la naturaleza silvestre, como primer observación. No es crítica, pero no tiene nada que ver con uno de los objetivos del naturalismo que es evocar la naturaleza y por más que fuera un gran bloque de Miscanthus o de Phormios tampoco nos sentiríamos en un prado o en un sotobosque o un bañado. Siguiendo un poco más podemos afirmar que bloques de una sola especie sostienen menos biodiversidad (plantas y fauna) que uno con diferentes especies, sea en plena naturaleza o en un jardín minimalista de un edificio de oficinas.
    El gran desafío de este movimiento es que trata a la plantación de un cantero como una comunidad vegetal. Es la primera vez que se plantea esto. Ya antes sabíamos que ciertas plantas podían resultar invasoras o algunas semillar demasiado, pero es la primera vez que se ve al cantero como una comunidad en todas sus interrelaciones. Y esto implica conocer muchisimo más que solo a la planta. Mi centro favorito de investigación sobre esta temática es Hermannshof en Alemania, donde se centran mucho también en cómo evitar las malezas. Esto ultimo importantísimo en el mantenimiento ya que solo especialistas saben distinguir que el maleza y qué no en un jardín de este tipo... Otro centro de investigación que me encanta y donde han realizado mezclas que se plantan al azar y se compran por m2 es el de ciencias aplicadas de Anhalt con el prof. Worlfram Kirchner, un genio. Para determinar esta comunidad de plantas han realizado infinitas pruebas de "convivencia" para poder determinar como se van a comportar en un plazo de entre 5 y 10 años. Lo que se dice que el mantenimiento sería menos es con respecto a que se corta todo el mismo día, algo que en climas como el mío en Uruguay es más complejo porque tenemos un ciclo de crecimiento estival y otro invernal.
    Con respecto al tema del mantenimiento está claramente en el libro que el jardin entremezclado necesita un mantenimiento mucho más calificado. Por eso habla sobre la ventaja de la plantación en bloques para lugares donde no hay esta calidad de mantenimiento. De todas maneras se refiere a bloques en conjunto con otros bloques, no el monobloque.
    Por ultimo coincido en que no es un estilo que pueda realizar cualquier paisajista o aficionado. No cabe duda de que Oudolf es un genio, como lo ha sido su compatriota Van Gogh, porque combina magistralmente su experiencia y conocimiento en comunidades de plantas con un don de artista de manera inigualable. No solo queda ahi sino que además es sumamente generoso y ha compartido en su último libro un paso a paso de cómo diseña, genialmente escrito por Noel Kingsbury que puede desentrañar y escribir en "facil" este proceso. Personalmente no me atrevo aún al entremezclado en matriz en el que culmina y todavía juego con el entremezclado de bloques enlongados (drifts).
    Saludos!

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Hola Amalia. Muy honrado por tu comentario . Estoy de acuerdo con los puntos que comentas y algo asustado por todas las respuestas que ha habido a la entrada en facebook. Aunque creo que algunas de las discusiones han tenido lugar al margen de lo que yo haya dicho o dejado de decir, si mi entrada ha servido de catalizador para que esas discusiones tuvieran lugar, ya es motivo de orgullo. El sentido último de mi entrada era reflejar que desde la admiración al movimiento naturalista, también se puede estar abierto a admirar otras aproximaciones. Por lo demás, en estos momentos sé más gracias a todos los comentarios de lo que sabía cuando escribí la entrada, lo que para un aficionado como yo es ciertamente enriquecedor. Igual que es enriquecedor ver a profesionales de la jardinería y el paisajismo dedicando unos minutos a estas entradas. Yo no lo soy. De momento mi mayor logro en la jardinería es escuchar cómo en una visita a un vivero que se hizo en el colegio de mi hijas, el responsable del vivero terminaba preguntando a mi hija de 7 años ¿pero tú cómo sabes tanto de plantas?. Creo que si más niños de 7 años supieran distinguir con entusiasmo una lavanda de un romero, en unos años el mundo sería algo mejor. Y creo que si muchos adultos, ya sean paisajistas, ecólogos, arquitectos o lo que hayan tenido a bien ser para ganarse la vida se dedican a discutir amigablemente sobre estas cosas, poco a poco tendremos más niños que sepan lo que es una lavanda. Así que desde la ilusión del que no deja de aprender, seguiremos escribiendo.
      Un saludo
      Miguel

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    3. Me ha gustado muchísimo tu artículo y algunas de las reflexiones que han surgido en los comentarios. Para mi, las plantaciones, así hablando en general y sin matizar términos, es el material más increible que un artista pueda tener. Qué cada cual lo utilice para expresarse a su manera. Ver el jardín bajo un punto de vista sostenible o ecológico me parece una forma muy materialista de verlo. Hay que abstraerse y buscar la autenticidad del estilo propio. Caruncho encontró el suyo y Oudolf el suyo. Animo a la gente a que busque el suyo!

      Pd: Tú no eres un aficionado, ya sabes mucho. Me alegro que estes entre nosotros!

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    4. Muchas gracias por el comentario y el cumplido. Y es cierto, las plantaciones son un material artístico increíble. Cualidades de la arquitectura, la escultura y la pintura se pueden dar la mano a través de la horticultura para crear un resultado tan vivo y dinámico que no tiene comparación en ningún otro arte.
      Saludos

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