¿Eres aficionado a la jardinería? ¿Te gustan los jardines de la Nueva Ola de Vivaces? ¿Te gustaría hacer uno pero tienes infinidad de dudas? ¿No sabes si para preparar el terreno basta con una escarda superficial o deberías pasar un subsolador de un metro de profundidad? ¿No tienes claro si debes instalar un sistema de riego o si regar un jardín naturalista es de cobardes? ¿Te sientes igual de indeciso cuando piensas si una Salvia nemorosa combinará bien con una Rudbeckia subtomentosa que cuando buscas una corbata que pegue con tu camisa de rayas? Si estas dudas y otras muchas te quitan el sueño, entonces este es tu libro:
The Know Maintenance Perennial Garden - Knowing your plants mean less work |
En el mundo de la horticultura hay muchos libros optimistas. Libros que creen enseñar cómo ser autosuficiente, cómo ser ecológico o cómo ser un maestro del diseño de jardines, cuando en realidad no están enseñando más que buenas intenciones. Este libro de Roy Diblick no es uno de ellos, no es optimista al menos desde el acento utópico de la palabra, no es un libro de buenas intenciones, aunque tiene muchas. Sí es un libro muy positivo y realista. Realista y positivo porque en esencia trasmite dos ideas principales: una, si quieres tener un jardín de vivaces tienes que saber el esfuerzo que implica y el esfuerzo que te puedes permitir, y conocer qué implica desarrollar y mantener un jardín sólo se puede hacer a través de un conocimiento profundo de las plantas, sus hábitos, necesidades e interrelaciones. Y dos, en el camino vas a hacer tus pinitos como artista y te lo vas a pasar pipa.
Lo de Know Maintenance Perennial Garden, cuya traducción al castellano se me hace imposible (¿jardín de vivaces con mantenimiento informado?) es una aproximación a la jardinería basada en un principio muy simple: conoce a las plantas y lo que necesitan, y te ahorrarás esfuerzo porque ellas llevan mucho tiempo cuidándose solas. Es decir, en esencia es la misma aproximación a la jardinería de Beth Chatto, por ejemplo. El hecho de conocer a las plantas nos permitirá elegir las más adecuadas a las condiciones de nuestro jardín, pero además nos enseñará cómo debemos combinarlas y como debemos interactuar con los elementos naturales en el cuidado de las comunidades vegetales que hayamos creado. Y en ese interacción sentiremos cómo evoluciona nuestra relación con otros seres vivos, profundizaremos en nuestra observación de la naturaleza, sentiremos como pocos el paso de las estaciones, tomaremos conciencia de los problemas ambientales que nos acechan, compartiremos nuestras experiencias con los demás, innovaremos, redefiniremos nuestras propias reglas, soñaremos con el futuro pero valorando la belleza del presente y sobre todo, todo esto lo haremos desde una perspectiva artística donde nosotros, los jardineros, seremos los artistas. Y así, The Know Maintenance Perennial Garden no es un conjunto de reglas, sino una filosofía sobre cómo mirar el mundo y a nosotros mismos, una filosofía basada en ideas muy sencillas que por desgracia muchas veces dejamos de lado. Por ejemplo el hecho de que la belleza está en todas partes y además se recrea de manera constante, o más importante aún, el principio de que el arte debería ser un hábito que nos impregnase, y que arte es tanto hacer un jardín como elegir un sofá para nuestro salón o cualquier otra actividad en la que podamos aplicar un principio estético, cualquier actividad que nos ayude a profundizar en nuestra cultura y estrechar los lazos con nuestra comunidad. En definitiva, este libro de Roy Diblick es un canto a salir a nuestros campos y jardines y practicar o crear nuestra vocación artística a través de la jardinería. Quizás desde la tranquilad de tan sólidos principios, al final el libro aporta reglas como pocos y es de las mejores guías de jardinería que he leído. Desde luego responde a todas las preguntas que planteaba al principio de la entrada. Para ello está articulado en 8 capítulos, bastante bien ordenados desde un punto de vista de lo que podría ser una aproximación secuencial a la jardinería. Poco más o menos nos vienen a contar:
- Cómo debemos conocer nuestro jardín, su luz, su clima, su agua, su suelo. Si no conocemos nuestro entorno, mal vamos.
- Cómo debemos conocer las plantas, sus flores, su follaje, su tallo, sus raíces, sus gustos y hábitos, su velocidad de crecimiento y sus ansías de colonización. Su todo. Este capítulo condensa la idea principal del libro.
- Cómo debemos preparar el suelo y plantar. Para mí uno de los capítulos más interesantes porque aborda alguna de las dudas que a jardineros neófitos nos asaltan sobre cómo abordar un jardín de vivaces.
- Cómo debemos cuidar y mantener nuestro jardín. Lo dicho sobre el anterior aplica a éste.
- Una pequeña introducción a 74 plantas para este tipo de jardines. Son plantas adecuadas para la mayor parte de la mitad norte de los Estados Unidos, porque de hecho el libro tiene una clara orientación hacia el lector estadounidense (por ponerle una pega, he terminado exhausto con la transformación de pies y pulgadas a centímetros)
- 62 planes de plantación. Dejo el comentario de este capítulo para el final, porque creo que se merece una mención aparte.
- Cómo crear tus propias composiciones y aspectos a tener en cuenta explicados desde el análisis práctico de dos ejemplos sencillos.
- Otros que ya lo han hecho, donde hace una breve introducción a una serie de profesionales de la jardinería y el paisajismo, la mayoría de ellos con una importante presencia en el área de Chicago. Para los amantes de las listas, en este capítulo aparecen Jeff Epping, director del Olbrich Botanical garden, Cassian Schmitdt, director de Hermannshof, Marji Hess que enseña a jovenes como cultivar en el tejado de su centro para jovenes en Chicago, Jennifer Davit directora del Lurie Garden, Tom Wolfe, responsable de los jardines del Art Institute en Chicago, Christine Nye, responsable de los jardines del Shedd Aquarium en Chicago, Noel Kingsbury, Terry Guen, arquitecta paisajista en el Lurie garden y Piet Oudolf.
Vuelvo al capítulo 6 porque es por sí mismo motivo más que suficiente para comprarse el libro. En él Roy Diblick presenta 62 esquemas de jardines de 14+10 pies (4,2 x 3 metros). Cada plan es una cuadrícula de 14x10 que contiene una combinación concreta de plantas. Cada especie aparece representada por un símbolo concreto y cada plan representa la ubicación exacta en la cuadrícula de todas y cada unas de las plantas. Los planes se presentan en parejas preparadas para ser desarrolladas de manera conjunta y tienen nombres tan sugerentes como Monet, Renoir, Van Gogh, Cézanne, The High Line o Esencia de Piet Oudolf. Y en esto de esencia de Piet Oudolf se esconde una característica importante del libro. Hay libros de Noel Kingsbury y Piet Oudolf, como Landscape en Landscapes, o Planting: A New Perspective, dónde se incluyen mapas detallados de diseños de plantación de Oudolf. La verdad es que mostrar tan a las claras los secretos de tu arte siempre me ha parecido un acto de generosidad muy poco común. Por otro lado estos diseños de Oudolf son capaces de emborrachar de emoción a un amante de las plantas. Y ahí está el problema, porque pueden emborracharlo hasta el coma etílico si se trata un aficionado. El mismo Diblick, como argumento para expresar las ventajas del conocimiento de las plantas, cuenta como el día que Oudolf extendió delante de él los planos para el Lurie Garden (Diblick y su vivero fueron los responsables de cultivar las plantas para este impresionante jardín) sintió que el jardín empezaba a nacer del papel y se desplegaba a su alrededor. Creo que Diblick es consciente de que no todos estamos preparados para tales momentos de misticismo, y por eso los planes que enseña son bastante más asequibles. Son "esencia de". Cada plan cuenta con 5 o 6 especies de vivaces y 3 o 4 de bulbos, y su densidad de plantación me parece menor que la recomendada en otras fuentes como los libros ya comentados. Todo ello convierte a estos planes en algo más asequible para un aficionado. Aunque visto lo visto en muchos de nuestros espacios públicos, no estaría de más que algunos profesionales les echasen también un ojo. Por otro lado aunque estos planes son una excelente referencia, el autor no nos deja olvidar la esencia del libro y aconseja estudiarlos con detalle, analizar con calma sus plantas, sus porcentajes de especies y sus combinaciones, pero únicamente como punto de partida para un desarrollo más creativo y personal. Nos aconseja empezar por algo simple, empezar apoyándonos en las plantas del capítulo 5 pero sin dejar de lado ninguna otra que encontremos por el camino y nos inspire. Nos pide que experimentemos, que aprendamos sobre su comportamiento, que seamos pacientes, flexibles y adaptables. Que practiquemos y que no olvidemos nunca que esto trata sobre hacer algo bello, sobre ser los artistas en nuestro jardín. Y también que compartamos lo que aprendamos. Bueno, conmigo no tendrá queja, porque no dejo de compartir.