sábado, 4 de febrero de 2012

Febrero se escribe con R de duro


La gente de Castilla disfruta de la economía en la sintaxis y se guardan palabras de especial aspereza para sintetizar la dureza del clima. Cuando un hombre de la meseta castellana te diga que el día está crudo, no necesitas más, abrígate. Y no creo que haya un nombre de viento mejor puesto que el de Cierzo, que roza de palabra la lengua como de hecho las orejas. Hasta el refrán del grajo que vuela bajo es de una dicción perfecta para lo que supone uno de estos días en las hoces, páramos y llanuras castellanas. 
Febrero tiene un nombre que le honra, es un mes duro y traicionero. Mi padre, más o menos cinco minutos después de terminar las uvas, empieza a decir eso de que por reyes lo notan hasta los bueyes, y ya no lo deja hasta mayo. En febrero, este refrán meteorológico no tiene discusión. Un día sales del trabajo a la hora de costumbre y de repente eres consciente que queda luz para rato. Los días son más largos, y ya vemos marzo y abril a la vuelta de la esquina, pero febrero se niega a ser menos que su predecesor y nos lanza frentes polares o siberianos como el que sufrimos esta semana. La página eltiempo marca para mi zona mínimas de 8 bajo cero para esta semana y la que viene un día sí y otro también. Suficiente para mantenerme preocupado por la resistencia a las dilataciones de cualquier tubería que haya conservado agua en su interior. Suficiente para dudar si los arces japoneses que aún tengo en tiestos resistirán su primer invierno en el terruño. Suficiente para pensar si no me habré adelantado con las plantaciones de la semana pasada. 
Mi amigo J.M. me transmitía las recomendaciones de los mayores de su pueblo: deja en paz los árboles hasta Marzo. Yo no tengo opción,  no puedo ir a la parcela con la frecuencia que me gustaría y tengo que aprovechar cualquier momento que pase por allí para hacer las plantaciones de árboles a raíz desnuda o cepellón. Además, los viveros donde compro los árboles no tienen un clima mucho mejor que el mío y no suelen tenerlos  protegidos (de hecho busco viveros con estas características) así que la lógica me dice que comprados ahora o en marzo, el resultado no variará mucho. J.M quiere plantar pistacho y el responsable de los viveros de Proyecto Forestal Ibérico ha venido a darme la razón: se puede plantar durante todo el invierno y cuanto más nos alejemos de la primavera y nos acerquemos al otoño mejor, más tiempo daremos a los árboles para adaptarse y enraizar. Estoy de acuerdo con esta teoría. Mi experiencia me dice que las plantaciones otoñales tiran con mayor empuje en primavera. 
Mientas, mis nuevos nogales, castaños y robles, ya estás acostumbrándose a lo que será una vida de grajos que vuelan bajo: 





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