jueves, 26 de julio de 2012

La susurradora de mariposas

En el frente de la casa, en una ladera que se desliza hacia el muro de contención que crea un patio habitable, hemos realizado con mucho esfuerzo nuestra primera plantación de una extensión que se merezca tal nombre. Casi trescientos metros cuadrados de Lavandula angustifolia en curvas concéntricas que giran entre encinas buscando romper con la geometría lineal de la casa y los muros de contención. 
No nos costó elegir lavanda como especie a plantar, cumplía todos los requisitos: es resistente al frío y la sequía, disponemos cerca de viveros que la suministran a un precio asequible, el período de floración es amplio y estéticamente nos encanta. Pero aún así, alguna pega tenía, como por ejemplo, su capacidad para atraer un gran número de abejas a una zona muy cercana a la casa. Nuestra sorpresa ha sido que en su primer año, no ha habido rastro de abejas y en cambio llevamos tres semanas acompañados de bandadas de mariposas que se ponen las botas en las olorosas espigas moradas. Tantas mariposas hay, que mis hijas se han especializado en la caza de mariposas sin muerte. Especialmente la pequeña, es toda una especialista en acercarse a ellas, cogerlas por las alas con toda la suavidad de sus dedos de tres años y soltarlas a volar entre risas. Toda una susurradora de mariposas. 



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