lunes, 8 de octubre de 2012

Flotando entre gigantes


El oeste de Estados Unidos y Canadá es tierra de gigantes. Por algún motivo que se me escapa, pero que supongo que tendrá que ver con el principio evolutivo de no te quedes atrás por la cuenta que te tiene, en esta zona del planeta se acumulan casi todas las especies arbóreas decididas a pulverizar los records de altura máxima. Tan sólo algunas zonas de Australia y Tasmania con sus eucaliptos están en la misma división que los bosques lluviosos del Pacífico norte americano. Las secuoyas gigantes (Sequoiadendron giganteum) de hasta 85 metros de altura y troncos descomunales dan paso a una larguísima avenida costera poblada de gigantes que asciende desde California hasta la Columbia Británica. Esta estrecha franja encajonada entre las rocosas y el pacífico acoge los mejores ejemplos del llamado bosque lluvioso, un bosque de coníferas que al abrigo de la elevadísima humedad escupida por el pacífico crecen hasta alturas que doblan a las de los mayores árboles europeos: 
  • Secuoya roja (Sequoia sempervirens): 115 metros mide Hyperion, el árbol más alto del mundo situado  junto a otros especímenes de la misma dimensión en un punto sólo conocido por algunos expertos dentro del Redwood National Park, al norte de San Francisco
  • Abetos douglas (Pseudotsuga menziesii): se han documentado ejemplares que sobrepasaban de largo los 100 metros. Mi afición por estos bosques se remonta a aquella petición que el agente Dale Cooper hacía a una grabadora al llegar a Twin Peaks: Diane, casi me olvido. Entérese si puede qué árboles son estos, son realmente hermosos. Abetos Douglas, poco después el Sheriff le aclararía que eran Abetos Douglas.
  • Píceas de Sitka (Picea sitchensis):  hasta 100 metros puede medir esta pícea de Alaska.
  • Tsugas (Tsuga heterophylla): puede superar los 70 metros esta conífera que no soy capaz de encontrar en ningún vivero.
  • Cedros de Oregón (Chamaecyparis lawsoniana): hasta 70 metros.
  • Abetos gigantes (Abies grandis): excepcionalmente llega a alcanzar los 80 metros el abeto grande, gigante o de Vancouver.
  • Abetos nobles (Abies procera): se conocen ejemplares que superan los 80 metros.
  • Pinos ponderosa (Pinus ponderosa): los más grandes se quedan en 69 metros de nada. 
Todos ellos están en mi lista de preferencias arbóreas, y no por un tema de cantidad, sino de calidad. Sus alturas son impresionantes, pero lo que me llama la atención es su aspecto y el de sus bosques, sus cortezas, sus hojas acículares o escamosas, sus siluetas cónicas de ramas algo colgantes y un verdor y una frondosidad opresivos y derivados de la adaptación a lluvias de hasta 2500 mm anuales. Así, si ya decía en otra entrada que las pasarelas que te permiten caminar entre las copas de los árboles me parecen una idea excelente, una pasarela que te permita caminar entre estos árboles me deja sin palabras. Y éste es el motivo por el que no tengo calificativos para el Capilano Suspension Bridge, algo así como el parque temático de las pasarelas entre gigantes. Situado cerca de Vancouver, el parque ha crecido alrededor de un original puente colgante sobre el río Capilano que quita el hipo. En los últimos tiempos han construido otra serie de pasarelas que te permiten caminar a vertiginosas alturas en medio del bosque lluvioso de la Columbia Británica. Además del puente original, es destacable una pasarela que flota (casi literalmente) sobre un precipicio y un parque de aventuras que salta de tronco a tronco de enormes abetos douglas. A ras de suelo estanques, paseos por el bosque y una colección de Totem. 

















El verano que viene quizás... quizás.

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