Mi madre plantaba monstruitos. No es muy dada a emplear nombres en latín ni pijadas por el estilo. En su jardín todos los años había rosas, petunias, dalias, zinias y monstruitos. Aún hoy no me atrevería a decirle que sus monstruitos en realidad se llaman Kochia scoparia porque sé que me va a responder con un vale hijo, vale. Como mucho me aceptaría que los llamase pinillos, pero hasta ahí. Tonterías las justas.
Supongo que lo de monstruitos tendrá que ver con el parecido de las Kochia scoparia con Casimiro, un bichejo que de niños nos daba las buenas noches a los españoles que ya tenemos una edad. La Kochia scoparia es una planta bastante dura, con aspecto de pequeño ciprés rechoncho, que se reproduce con mucha facilidad y destaca por variar desde un intenso verde en verano hasta el rojo escarlata en otoño. Es una planta sencilla que me gusta, pero nunca me hubiera imaginado que nadie pudiera hacer algo así a base de monstruitos.
Se trata del Hitachi Seaside Park, en Hitachinaka, prefectura de Ibaraki, Japón. Es un ejemplo de lo que son capaces de conseguir los japoneses con tan poco, el enorme poder evocador de jardines desarrollados con semejante orden, pulcritud y limitación en el uso de recursos. Sus jardines exigen la contemplación, la pausa y la serenidad y nos hacen sentir intensamente la naturaleza a través de una interpretación artificial de la misma. Un jardín Zen no es minimalismo, el minimalismo es Zen.
En Europa no sabemos, cuando nosotros empleamos orden, pulcritud y poca variedad de elementos lo que nos sale es la artificiosidad de Versalles. Cuando en Europa hemos conseguido jardines capaces de evocar poderosamente la naturaleza lo hemos hecho a través de la exuberancia y el desorden programado de Piet Oudolf. Quizás Fernando Caruncho consigue diseñar a la japonesa, pero sus jardines no son naturalmente evocadores, son "agrícolamente" evocadores. De hecho si hay algo en Europa que me cause el impacto emocional de los jardines japones son los paisajes agrícolas. Las llanuras cerealistas castellanas, los viñedos del valle del Duero, los campos de lavanda de Provenza, los olivares de Jaen o las suaves colinas de la Toscana son nuestros jardines japoneses. Y quizás esa sea una de las claves. En Europa y Estados Unidos es difícil encontrar jardines del tamaño de Hitachi Seaside Park porque nuestro concepto de la naturaleza se reparte entre el duopolio "cultiva y saca todo lo que puedas" o "ni se te ocurra tocarlo". Nos gustan los terrenos cultivados y los parques naturales o nacionales o reservas de la biosfera o la primera figura de protección que se nos ocurra. El resto son terrenos en los que no nos sentimos cómodos, así que solemos optar por cargárnoslos llenándolos de casas, césped y asfalto. ¿Hay alguien en Occidente en estos tiempos dispuesto a plantar unas cuantas hectáreas de Kochia scoparia con fines puramente estéticos?. ¿Habría gente dispuesta a visitarlo con el único fin de disfrutar con la visión del resultado?. Quizás sí, el valle del Jerte se llena cada primavera de turistas que acuden al reclamo de los cerezos en flor, por qué no iba a ocurrir los mismo con enormes praderas de Kochias scoparia de un rojo vivo en otoño.
Kochia, zinnias, cosmos, margaritas, amapolas, narcisos, lavanda, girasoles y las espectaculares Nemophilas azules son algunas de las complicadas plantas elegidas para crear este jardín. Los japoneses saben que con amor a la estética y la belleza no hace falta mucho más.
Fuente: Hitachi Seaside Park
En Europa no sabemos, cuando nosotros empleamos orden, pulcritud y poca variedad de elementos lo que nos sale es la artificiosidad de Versalles. Cuando en Europa hemos conseguido jardines capaces de evocar poderosamente la naturaleza lo hemos hecho a través de la exuberancia y el desorden programado de Piet Oudolf. Quizás Fernando Caruncho consigue diseñar a la japonesa, pero sus jardines no son naturalmente evocadores, son "agrícolamente" evocadores. De hecho si hay algo en Europa que me cause el impacto emocional de los jardines japones son los paisajes agrícolas. Las llanuras cerealistas castellanas, los viñedos del valle del Duero, los campos de lavanda de Provenza, los olivares de Jaen o las suaves colinas de la Toscana son nuestros jardines japoneses. Y quizás esa sea una de las claves. En Europa y Estados Unidos es difícil encontrar jardines del tamaño de Hitachi Seaside Park porque nuestro concepto de la naturaleza se reparte entre el duopolio "cultiva y saca todo lo que puedas" o "ni se te ocurra tocarlo". Nos gustan los terrenos cultivados y los parques naturales o nacionales o reservas de la biosfera o la primera figura de protección que se nos ocurra. El resto son terrenos en los que no nos sentimos cómodos, así que solemos optar por cargárnoslos llenándolos de casas, césped y asfalto. ¿Hay alguien en Occidente en estos tiempos dispuesto a plantar unas cuantas hectáreas de Kochia scoparia con fines puramente estéticos?. ¿Habría gente dispuesta a visitarlo con el único fin de disfrutar con la visión del resultado?. Quizás sí, el valle del Jerte se llena cada primavera de turistas que acuden al reclamo de los cerezos en flor, por qué no iba a ocurrir los mismo con enormes praderas de Kochias scoparia de un rojo vivo en otoño.
Kochia, zinnias, cosmos, margaritas, amapolas, narcisos, lavanda, girasoles y las espectaculares Nemophilas azules son algunas de las complicadas plantas elegidas para crear este jardín. Los japoneses saben que con amor a la estética y la belleza no hace falta mucho más.
Fuente: Hitachi Seaside Park
Interesante y muy buena reflexion sobre un tema de vital importancia para la salud de lad ciudades y sus habitantes. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias a ti. Saludos
EliminarQue bellezas simples y enigmáticas a la vez. Poesía.
ResponderEliminarSabés que acá (Córdoba, Argentina) hay muchísimos descendientes de españoles y entre otras plantas, se cultivan los "monstruitos" de tu madre! Aquí el clima es muy seco y caluroso y esos chispazos de verde brillante son bienvenidos, entre los grises. Muy linda entrada.
¿cuanto puede vivir un arbol kochia scoparia?
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